miércoles, 23 de enero de 2013

BUSCAR A DIOS



¿Dónde y cómo busco yo a Dios?
 Quizá primero debiera preguntarme si realmente lo estoy buscando, o prefiero quedarme encerrado en mi "castillo" de lo que ya sé de él, y de la idea que de Él me he hecho.

La encarnación de Dios es algo sorprendente. Por lo inimaginable de que Dios haya querido venir al mundo para vivir como uno más de nosotros y porque, además, lo hace como nadie hubiera esperado: desde la debilidad, en lo frágil, en un rincón, sin ningún signo de grandeza. Por eso, a veces es tan difícil para los que lo buscan el encontrarlo y, sobre todo, entender lo que puede significar para una vida descubrirle.

Para encontrar el verdadero rostro de Dios probablemente necesite cambiar mi manera de mirar el mundo y abrirme a la sorpresa. Quién sabe si  podré encontrar a Dios en lugares que nunca he visitado, en personas a las que puse una etiqueta hace tiempo y pienso que nada tienen que aportarme, o incluso en aquellos que tienen ideas o ideologías distintas a las mías. Que, tras el prejuicio inicial, pueda descubrir signos de Dios y del Reino en todo ello.

Quizá pueda pedirle a Dios que, cuando le encuentre, deje que él transforme mi corazón y mi vida. Que yo no convierta mi corazón en algo tan impenetrable que ni siquiera el verdadero Dios lo atraviese. Que mi manera de creer no se convierta en una coraza, y que esté abierta a nuevas propuestas y nuevas experiencias de Dios.

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